Durante los siglos XV y XVI se desarrolló en Europa un movimiento
cultural llamado Renacimiento.
Originado en Italia,
determinó un nuevo concepto referido al hombre y el mundo.
Tuvo maravillosos exponentes que legaron sus obras
otorgándole al arte una sublime importancia.
Uno de esos artistas fue Leonardo Da Vinci (1452-1519)
y su cuadro más famoso fue
"La Gioconda",
tal vez el más famoso de la historia.
Alrededor del retrato se han tejido innumerables hipótesis.
La más reconocida es que su nombre
(que significa alegre)
se debe a que la mujer que posó como modelo
se llamaba Lisa Gherardini,
esposa de Francesco del Giocondo.
Lisa nació en Florencia en 1479
y fue la mayor de siete hijos de una familia noble
sin demasiadas riquezas.
En 1495 contrajo matrimonio con Francesco del Giocondo,
próspero mercader de telas con quien mantuvo una vida típica
de clase media florentina.
Inicialmente vivieron en la residencia de Los Giocondo
y luego Francesco adquirió la casa adyacente a su familia
donde se supone, en 1503, Leonardo
comenzó a pintar su obra maestra.
Los Giocondo tuvieron cinco hijos, dos de los cuales,
mujeres, tomaron los hábitos.
Una de ellas, Camilla, fue acusada de no guardar castidad
y absuelta tras un escándalo
***
Por lo que se sabe,
la obra fue finalizada alrededor de 1516.
Jamás le puso nombre ni recibió pago por ella pues no la entregó
a Giocondo.
En 1550 el artista Giorgio Vasari la tituló Mona Lisa
y recién a comienzos de este siglo se supo de la conexión
de la obra con Lisa Giocondo.
Ademas de algunos datos sueltos
poco más se sabe de la modelo que sobrevivió a su marido
y murió en un convento de Florencia en 1542,
sin enterarse de que siglos después,
su retrato crearía enigmas y traspasaría todas las fronteras
del mundo, convertido en uno de los
íconos culturales más famoso.
Numerosas incógnitas rodean a La Gioconda.
Herramientas de alta tecnología trataron de dilucidarlas
pero ninguna teoría fue demasiado concluyente.
Sólo conjeturas varias que terminaron en profundas polémicas
sin definición hasta el presente.
Dos de los detalles más investigados apuntan a su mirada,
que parece perseguir al espectador a medida que se moviliza,
y su sonrisa, que según la distancia desde donde se observe,
tiende a aparecer o a esfumarse.
Lo cierto es que Lisa del Giocondo
jamás debió imaginar que su imagen serían tan valorada
y reproducida en etiquetas de productos y publicidades
internacionales.
Millones de personas de todo el continente la visitan a diario
en el Museo del Louvre.
Desde su marco,
detrás del vidrio antibalas,
mantiene su misterio burlándose de cualquier suposición.
Estela Parodi