En Europa durante los siglos XV y XVI surgió el Renacimiento, un movimiento que promovió grandiosos exponentes como Miguel Ángel y Leonardo Da Vinci en varias áreas culturales y científicas. La actuación femenina fue condicionada. Sin embargo, Sofonisba Anguissola logró destacarse.
Nació en Cremona (Italia) en 1532, la llamaron Sofonisba en honor a la protagonista cartaginesa de quien su familia, noble y numerosa, descendía. Extraño para esas épocas, su padre Amilcare deseó que sus hijas se educaran en las bellas artes, pero la única que triunfaría sería Sofonisba.
A los 14 años comenzó a pintar con Bernardino Campi (retratista italiano, 1522-1591). Al mudarse éste a otra ciudad continuó con Bernardino Gatti (1495-1576). Su inclusión en el aprendizaje de la pintura marcó un precedente para que las futuras jóvenes fueran admiradas en la escuela de arte. En 1550, se distinguió con el cuadro "Bernardino Campi pintando a Sofonisba Anguissola", hoy expuesto en la Pinacoteca Nacional de Siena.
En 1554 viajó a Roma y conoció al gran Miguel Ángel, quien de manera informal, comenzó a instruirla. En una clase, le pidió que pintara a un niño llorando. Así nació "Niño mordido por un cangrejo". La pintura deslumbró a Miguel Ángel quien apuntalando el talento de la joven le dio bosquejos propios para que Sofonisfa los pintara con su propio estilo, sugiriéndole errores y orientándola en nuevos trabajos. Este acercamiento con Miguel Ángel durante casi dos años, y su propio empuje, serían puentes definitivos en su consolidación en el arte pictórico.
Sin embargo, no siempre su camino fue sencillo. Poseía capacidad y una valentía extrema pero su clase social le impidió en determinado momento sobrepasar determinadas fronteras impuestas a su género. No aceptaron que estudiara anatomía ni dibujara con modelos que posaran al natural pues consideraban desatinado que una dama observara cuerpos desnudos.
Sofonisba sorteó estos inconvenientes creando personajes con poses inspiradas en su propio rostro y en los miembros de su familia. Algunos de estos ejemplos son:
"Autorretrato" (1554),
"El juego de ajedrez" (1555),
y "Retrato de Amílcar, Minerva y Asdrúbal Anguissola" (1557-1558).
"Autorretrato" (1554),
"El juego de ajedrez" (1555),
y "Retrato de Amílcar, Minerva y Asdrúbal Anguissola" (1557-1558).
En 1558, ya con cierto reconocimiento, Sofonisba viajó a Milán y pintó al Duque de Alba. Recomendada por él al rey Felipe II de España, en la plenitud de su juventud y su carrera, fue invitada a visitar la corte española. Entre 1559 y 1560 vivió en Madrid, convertida en la pintora de la corte y dama de compañía de la reina Isabel de Valois. Su tarea era acompañada por Alonso Sánchez Coello (español, 1531-1588). Sus técnicas se asemejaban y un retrato del rey pintado por Anguissola fue atribuido a Coello. Estudios recientes dieron crédito que la autora fue Sofonisba.
Con tintes conmovedores y plenos de realismo, trabajó en retratos de toda la familia real y las cortes oficiales. Y su amistad con el rey hizo que en 1571 éste organizara el casamiento de Sofonisba con Francisco de Moncada, hijo del virrey de Sicilia. Vivieron nueve años en Italia y España y cuando regresaron a Palermo (Sicilia), Moncada falleció.
Durante un viaje a Cremona, Sofonisba conoció al capitán del barco, Orazio Lomellino, con quien se casó en 1580. Se establecieron en Roma. Apuntalada por su marido logró armar su propio estudio dentro de su imponente casa. Lomellino era un hombre de excelsa fortuna y sumado a la magnánima pensión del rey, Anguissola logró dedicarse de lleno a la pintura sin necesidades económicas. Su fama creció, la visitaron muchos artistas, algunos de los cuales, más jóvenes, desearon aprender e imitar el modo personal de Anguissola.
Anton Van Dyck fue a verla varias veces hasta 1623. Hizo varios retratos de ella y bosquejos de esos encuentros. "Aunque su vista está debilitada, se mantiene aún muy alerta mentalmente", explicó el pintor flamenco. Era verdad. Sus ojos padecían aparentemente de cataratas aunque nunca quedó ciega del todo.
Sofonisba Anguissola fue una eximia artista que legó 50 obras de enorme influencia para generaciones futuras. Han sido aclamadas internacionalmente y hoy son expuestas en varios museos de Europa. Además, abrió las puertas a las artes y a otras mujeres que en esa época, por mandato, tenían vedadas.
La acompañaron su idoneidad y la suerte, pero poseyó una inteligencia y sensibilidad particular como para decir que "la vida está llena de sorpresas; intento capturar estos preciosos momentos con los ojos bien abiertos".