Pintura de SANDRO BOTTICELLI
que muestra
el nacimiento de la diosa Venus, la que,
según la mitología griega, nació de la espuma del mar
y emergió de una enorme concha
que la llevó a la isla de Citeria.
Es probable, que algún miembro de la familia Médicis
le hubiera encargado el cuadro al pintor
en 1484.
Es tal la hermosura de su interpretación de la diosa
-inspirada en Simonetta Vespucci-
que no se percibe la desproporción del cuello,
ni el extraño modo que cuelga su brazo izquierdo,
rasgos que pueden verse como las libertades que el artista
tomó para acentuar la gracia de su silueta.
De mirada ausente
como si huyera del mundo exterior,
la diosa de Botticelli es un Venus púdica,
que se cubre el cuerpo con las manos.
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