El 30 de marzo de 1852, ANNA CARBENTUS, esposa del pastor protestante THEODORUS VAN GOGH, dio a luz a su primer hijo.
La alegría de la espera fue seguida de un terrible dolor: Vincent-ése fue el nombre elegido para el primogénito-nació muerto. Sumida en una mezcla de anhelo y de temor, Anna volverá a embarazarse; exactamente un año después del primer parto. El 30 de marzo de 1853, nació su segundo hijo y recibió el mismo nombre que se le había dado al niño fallecido: VINCENT WILLEM VAN GOGH.
Acaso la angustia y la esperanza con que fue gestado, acaso llevar el nombre del hermano muerto, explican una vida tortuosa: Vincent fue un niño encerrado en sí mismo, cuyos lazos más firmes fueron los que mantuvo con su hermano THEO, cuatro años menor.