"La habitación de Arles"
año 1888.
Museo Van Gogh
Amsterdam
Muchos objetos se presentan en parejas: dos sillas, dos almohadas, dos botellas y dos pares de cuadros. Esta paridad tal vez estaría indicando que el pintor esperaba compañía, la llegada de su amigo Paul Gauguin.
Los retratos que cuelgan de la pared difieren en las tres versiones de la obra. En este caso se trata de un autorretrato de Vincent y de un retrato de su hermana Willhelmina.
Van Gogh reemplaza el tono blanco de las paredes por un azul violáceo creando armonías con los verdes de la ventana y contrastes con el amarillo de las sillas y la cama.
Todos los objetos están en el fondo de la habitación pero el primer plano está abierto y vacío, como si esperase una visita.
Las pinceladas negras en el contorno de los objetos son un rasgo característico de su estilo. Así destaca el color de los objetos, y pone énfasis en su solidez.
La cama rústica fue comprada con dinero de su hermano y en ella murió.
Las sillas, si bien eran de madera más clara; en el cuadro decide pintarlas de amarillo, el color que simboliza la luz del sol, la calidez y la felicidad.
La habitación presenta una fuerte perspectiva con una leve torsión, típica del autor y de sus ideas sobre la pintura. Los planos elevados del piso y la cama y las imágenes en la pared inclinadas revelan su lucha interior.
En la cabecera de la cama hay un grabado japonés con un paisaje. Van Gogh admiraba la sencillez de estos dibujos y fue de los primeros pintores que acusaron la influencia de estas obras.
En la pintura usa el color para transmitir emociones más que para representar objetos y de allí su carácter innovador. La intención era expresar la idea de reposo mediante la diversidad de tonos.