Fue un pintor y diseñador de interiores sueco.
Considerado una celebridad en su país natal,
se destacó en la pintura acuarelista y en el diseño.
Su infancia fue un continuo ir y venir rodeado de miseria:
sus padres carecían de medios económicos y apenas podían mantener
a Carl y a su hermano Johan.
El cólera, la enfermedad, la vida en los barrios bajos
y la suciedad eran constantes en el entorno del joven Larsson.
En 1866 tuvo la oportunidad de ir a la Academia de Arte de Estocolmo,
en ese curso preparatorio obtuvo hasta 12 medallas
por su calidad de dibujante.
Durante la década del setenta, en el siglo XIX,
estuvo realizando ilustraciones para libros;
sin embargo, alrededor de 1877, tras viajar a París por primera vez,
se encontró sumido en la pobreza
e incluso pensó en el suicidio.
Dos años después, conoció a quien sería su musa inspiradora
Karin Bergöö con quien se casó.
Cambió su suerte y comenzó a recibir encargos
como el de decorar el techo y las lunetas del Palacio Bolinder,
en Blasieholmshammen;
además realizó varios viajes que ayudaron a conformar su talento artístico
visitando Suecia, Italia y Londres.
Su principal objetivo como artista era representar
"el lado amable de la vida"
después de toda una época de penurias:
escenas cotidianas, cargadas de ternura y calidez,
de su esposa con sus hijos, los niños jugando,
los veranos en la playa,
interiores de hogar, etc.
A Carl Larsson
Mundo de sueños dorados
a la hora de siesta,
pequeño edén, esplendor que clama...
Encontraste felicidad
en tu pincel
de diario vivir,
cuando las horas
traían la quietud de tu reloj
a dormir sin tregua
en tus soleados matices.
Luján Fraix